Ante una situación nueva que requiere de nuestra actividad pensante, con gasto neuronal y consumo de fósforo para tomar una decisión entre «a» y «b», el ser humano puede actuar de dos formas: o bien optar por una de las dos opciones posibles y arriesgarse a fallar, o bien asegurar tratando de acertar alguna por lo menos. En nuestro ejemplo gráfico, «tú tranquilo Pepiño, que por lo menos dos enes van bien escritas».
¿PodrÃa ser posible que el de la improvisada inmobiliaria fuera o fuese disléxico?
Ojito con las discriminaciones…
Vaaaale, aceptamos pulpo, pero mejor seguir el consejo de los Monty Phyton, ver la parte brillante de la vida y pensar que simplemente, es bruto (o sea, de mi gremio).